La explicación del Cura Párroco Carmelo al respecto


El Jubileo 2025, un evento significativo para la Iglesia Católica, se extiende desde el 24 de diciembre de 2024 hasta el 6 de enero de 2026. Conocidos como «Años Santos», estos jubileos ordinarios se celebran cada 25 años y, según el anuncio del Papa Juan Pablo II, este en particular busca vivenciar la esperanza de manera más profunda. El tema central del jubileo es el kerigma, que es el mensaje fundamental de la salvación en Cristo.

El Padre Carmelo Di Pietro explicó que el propósito de este «Año Jubilar» es recordar y volver a la gracia obtenida por Cristo Jesús, quien, al hacerse hombre y morir por nosotros, nos abrió las puertas a la vida eterna.

Requisitos para obtener la indulgencia

Para obtener la indulgencia plenaria, que es la remisión de las culpas asociadas a los pecados, es crucial seguir varios pasos, que, según el Padre Carmelo, no son actos mágicos, sino acciones que requieren una conversión genuina y una vuelta a Dios.

Peregrinación: Los fieles deben peregrinar a un lugar designado, lo que simboliza que la fe y la salvación están en constante movimiento. En años anteriores, los lugares de peregrinación eran Roma o Jerusalén, pero ahora cada diócesis designa sus propias iglesias jubilares. En la zona este de la diócesis, la iglesia de San José Obrero en Bernardo de Irigoyen ha sido designada como iglesia jubilar. Otras opciones son la Catedral de Iguazú, San Miguel en Eldorado, Puerto Piray y San Alberto de Puerto Rico.

Sacramento de la Reconciliación: Es necesario confesarse para estar en estado de Gracia.

Santa Comunión: Participar en la Santa Misa y recibir la comunión.

Oraciones: Rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria por las intenciones del Papa, y renovar la fe con el Credo, especialmente el Credo Niceno.

Acto de Misericordia y Caridad: Realizar un acto concreto de servicio a los demás.

El Padre Di Pietro enfatizó que estos actos no tienen efecto si no hay una conversión del corazón. La indulgencia es un don exclusivo de la fe católica que ayuda a borrar las marcas que el pecado deja en el alma, las cuales, de otro modo, se purifican en el purgatorio. Así, a través de estas acciones de fe y misericordia, se pueden «quitar años del purgatorio» para uno mismo o para las almas de los difuntos.

Este «Año Santo» es una oportunidad para recordar y vivir con alegría la salvación, a través de la conversión, la misericordia y la intercesión, sin caer en la superstición, sino con una fe genuina y activa.

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